¿Hay vida después de las elecciones?

-Acampada en Plaza España-

Nada más llegar a la plaza, sorprende el olor a lejía y el trajín constante de gente, acarreando trastos de un lado para el otro. Aquello parece –tal cual– un campamento de la serie norteamericana Lost, donde los supervivientes del ciclón electoral se han propuesto crear una nueva sociedad desde el principio, cobijados bajo cabañas con techos de plástico.

Los acampados de la Plaza de España de Palma se han puesto como reto que su causa no muera tras las elecciones del pasado domingo. El movimiento del 15 de mayo –que surgió de manera paralela en una cuarentena de ciudades españolas– nació como una reacción de descontento con el sistema económico y político, coincidiendo con la cercanía de los comicios. Ahora se trata de darle contenido –más allá de la protesta per se– y de hacerlo perdurar en el tiempo, con el objetivo de que todo el mogollón haya servido para algo.

La pregunta es hasta cuándo. Por ahora, la meteorología es benévola y los comerciantes y vecinos, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades, no se quejan. "Se portan muy bien, no hay ningún problema", señala a este periódico la camarera de una cafetería de la plaza. "Están encantados, de hecho su recaudación incluso ha aumentado en los últimos días", explica un miembro de la organización del campamento.

De momento, superar el lindar electoral ha traído consigo una mayor organización. Los acampados se han dividido en nueve grupos de trabajo (información, comunicación, contenido, formación, jubilados, actividades, infraestructuras, limpieza y cocina) y también hacen turnos –día sí, día no– para quedarse a dormir en la plaza, con el objetivo de que la cosa no decaiga. Según las fuentes consultadas por este periódico, cerca de un centenar de personas participa, a día de hoy, activamente en este movimiento, que en el lenguaje de las redes sociales ha venido a denominarse #acampadapalma.

A los grupos creados, se unen los servicios de guardería, biblioteca, enfermería, masajes y cocina. Según la organización, cada día les llegan "kilos y kilos" de comida procedentes de los mercados –como el del Olivar– y de empresas privadas. En cuanto a la guardería, se plantea con la finalidad de que los padres con niños puedan participar activamente en las asambleas sin tener que preocuparse de cuidar de sus hijos.

Por contra, superar las elecciones ha provocado que acudan menos personas a las asambleas diarias –de las 500 personas de los días previos a los comicios, ayer sólo quedaban unas decenas–.

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/05/27/baleares/1306481086.html